Corrían los años de la transición, cuando llegué a mi destino, como Medico de A.P.D. interino en un pueblecito.
Llevaba como seis meses y reparé en que había derivado 6 abortos “espontáneos”, para realizar legrado.
Al cabo de un mes una de las pacientes se presentó en la consulta y desenvolvió de un paquete de “albal” un artilugio, que me confesó que utilizaban para provocar el aborto.
Tenía dos piezas, un tubito fino similar a un catéter grueso y una pera.
Me dije a mi mismo: “Algo está pasando aquí y no me estoy enterando, pero en cualquier caso seis son una barbaridad”.
Me plantee dos abordajes, por un lado dar charlas, a las mujeres en edad fértil, sobre los métodos anticonceptivos y por otro hablar con el cura.
El reverendo imponía por su sola presencia física, alto, delgado, culto y de sotana que destacaba aun más su pelo completamente blanco. Había realizado estudios en Comillas. Así que una tarde me dirigí a su casa y….:
M- Buenas tardes, soy Juan José Bilbao, el nuevo médico.
C- ¡Ah!. Me alegro de conocerle, ya he oído hablar de usted, yo soy Don Ramón.
M- Yo también me alegro y también he oído hablar de usted, siempre bien por cierto…
C-¿Qué le trae por aquí?
M- Pues verá, tengo algún problema que me gustaría compartir con usted.
C- Confieso por la tarde….
M- No, verá no soy creyente. Pero el tema que me trae es de suficiente entidad como para que lo compartamos.
C- Usted dirá.
M- Llevo seis meses y he atendido seis abortos, tal vez no todos hayan sido espontáneos. De hecho la semana pasada una paciente me enseñó el aparato que utilizan, porque lo comparten.
C- Sí, es un problema.
M- He pensado que se trata de un fracaso de los métodos anticonceptivos y tengo la intención de dar alguna charla a las mujeres sobre métodos anticonceptivos.
C- Pero ya sabe que nosotros….
M- No, no tengo intención de generar ningún tipo de conflicto y se perfectamente que las mujeres asisten a la iglesia y a sus actividades, por lo tanto….
C- Pero conocerá los principios que mantenemos.
M-También los conozco. ¿Pero le parece un problema?
C-Claro que me parece un problema y me agrada que lo comparta conmigo.
M- Bueno, a usted cuando se lo consultan que les dice.
C- Pues antes de que lo hagan, les digo que no lo hagan y trato de convencerles.
M- ¿Y después de hacerlo?
C- ¡Hombre! Después de hacerlo les doy la absolución.
Y entendí que Don Ramón, además de cura era sabio.
Dí mi charleta, conté con su apoyo y él con el mío, no hubo más abortos "espontáneos".
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4 comentarios:
Cuando abandonas tu tu retótica críptica eres un libro abierto de sabiduría concentrada. Gracias por hacer que cada mañana esté deseando ver tus nuevos post, y habla claro coño...
JJ siempre me ha recordado a Baltasar Gracian. No por el "hábito", evidentemente, sino por su estilo literario, prolongación del conceptismo barroco al siglo XXI.
Gracias por tus reflexiones,
Ernesto B.
P.D: Hoy, creo que te he comprendido ;-)
Me encanta leerte, maestro.
Muy interesante este post
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