Para el "Joven aprendiz"

domingo, 23 de septiembre de 2007

El mundo de las Insulinas y sus cambios comeciales

Primero fueron las insulinas de animales, cerdo, oveja y otras.
Después vinieron las humanas, conseguidas por manipulación de determinadas bacterias a las que se les obligaba a fabricar una proteína igual en todo a la insulina humana y fueron un avance.
Las empresas que fabricaban las viejas de animales fueron perdiendo su espacio.
El mercado quedó dividido a nivel mundial entre la Lilly, americana y la NovoNordisk, europea y en este "status quo", teníamos la rápida y las lentas "protaminas".
Pero su velocidad de actuación y duración del efecto no eran satisfactorios, porque la aplicación subcutánea de la insulina tiene "per se" una dinámica completamente diferente a la secreción natural de la insulina en la vena porta.
Así que la investigación se planteó modificar la farmacocinética de la insulina modificando la estructura de la proteína.
La NovoNordisk iba por delante, pero las modificaciones que hicieron tubieron la desagradable consecuencia de aumentar la incidencia de tumores, porque las modificaciones se hicieron sobre una zona no adecuada de la estructura proteíca. La Lilly se limitó a cambiar aminoácidos terminales en la cadena beta, una zona amorfa pero que modificaba la farmacocinética y le comió la tostada a la Novo.
Desde entonces la Novo ha ido perdiendo mercado.
La Lilly abandonó la red comercial de las insulinas en previsión de las futuras "incretinas", a la vez que Aventis comercializaba su análogo lento,mas homogéneo y duradero que la "protamina" y con ella también le comía la tostada a la Novo.
Ahora tenemos, la rápida humana para niños, embarazadas y situaciones puntuales de aumento de requerimientos puntuales, tratamientos con corticoides, quimioterápicos, intervenciones quirurgicas, infecciones, etc.. Los análogos rápidos, Las "protaminas" humanas, con vida media 12 a 18 horas, lentas. Los análogos lentos, la glargina y la detemir. Y la inhalada.
Podríamos afirmar que cada paciente tiene su insulina o sus insulinas, pero esta afirmación va en contra del principio de mercado, en cuanto que es mas rentable uniformar el mercado, de esta manera se amortizan mejor las inversiones y se reducen los costes (es curioso que este principio capitalista sea cuasi el slogan de los sistemas comunistas conocidos).
La Lilly a por las "incretinas"y el primer análogo. Aventis a por la lenta estable y su nuevo análogo rápido. NovoNordisk con la batalla perdida en los dos frentes. Y la Pfizer en la carrera de amortización por su inhalada.
El mercado crece y hay que uniformarlo, quien primero llega se lleva la mayoría del mercado.
Han llegado primero Lilly (lispro)y Aventis (glargina), lo tien crudo la Novo

Curriculum

¡No se equivoquen!

Nunca hice los deberes hasta los 18 años, mis compañeros, hoy amigos, me los facilitaban.

Este individuo que se crió en la calle, fue condenado a ser "científicamente tonto", porque en los test evaluadores nunca superó el mágico "80".

Con 13 años me enamoré de una pelirroja y perdí un año.

Con 17 me dio por demostrar que aquellos que me tenían que enseñar, eran envidiosos de nuestro impulso y me cayeron 6 suspensos, perdí otro año. ¡No estuvo mal!, me hice "pandillero", toque en un grupo de rock de batería, fui promesa futbolera y me enamoraba casi todas las tardes, pero descubrí que los espacios amplios me producen "vértigo", le llaman agorafobia y me fui a conquistarlos, he pisado las cimas mas altas del pirineo.

Ya de cierta edad, decidí estudiar Medicina, ¡mi padre no se lo podía creer!, "este hijo que ha tardado los años que ha tardado en terminar el bachiller, que me han dicho que es tonto, se apunta a la carrera mas larga". ¡La terminé de tirón para joder a los profetas!!. Lo que demuestra que para ser licenciado en medicina y cirugía no hace falta ser inteligente, ni listo, deduzca el lector.

Para entretenerme, me aburrí con el atletismo, disfruté con el rugby, vendí 5.000 condones, poseo alguna foto cuyo protagonista negará su existencia, me enamoré dos veces y la segunda, como la canción, me dijo ¡Si! ¡y aquí seguimos!, vivimos en pecado en los 70 entre Bilbao y Madrid y fuimos muy felices.

Después, de residente en traumatología, vino el que me prohibió usar el fonendoscopio, eran las 9,30 de un 27 de octubre, lunes, a las 14 horas me despedí del personal y no he vuelto a pisar aquel hospital.

Tampoco hice la "mili" porque ¡no soporto los uniformes!

Instalado en la lista del paro decidí, con la que me dijo "si", exiliarnos a Canadá, pero la vida dio un quiebro y los indios de la reserva que me esperaban en Canadá los encontré en un pueblo de la Euskadi profunda, ese pueblo también es conocido como "Obaba".

Desde entonces todo ha sido aprender y aprender con dolor de los errores.

Ya les contaré más cosas.