Fue en los comienzos de la década de los setenta, cuando el azar quiso cruzar los caminos de un grupo de ilusionados. Facultad nueva, edificio nuevo, nuevas gentes, nuevos desafíos.
Cada uno desde sus diferentes orígenes, vizcaínos versus guipuzcoanos (según términos de la época), establecimos los lazos que unen por semejanza en los problemas, las inquietudes. Como una piña nos apoyamos unos con otros para transitar por aquellas dificultades y nos labramos una felicidad.
Después vinieron los tiempos de buscarse el pan y la vida separó lo que años antes había unido, sin darnos cuenta en poco tiempo fuimos perdiendo contacto los unos con los otros y todos entre nosotros, porque lo que apremia la barriga no lo retrasan los recuerdos.
Fuimos constituyendo las familias respectivas en destinos en los que muchos de nosotros jamás nos hubiéramos imaginado, incluso llegamos a invadir Navarra.
No se ni cuando, ni a quién, se le ocurrió juntarnos de nuevo y aunque nos costó un poco más encontrarte, también fuiste localizado. Desde entonces algunas han sido las comidas, cenas y sidrerías, las broncas y las discusiones, pero me dejas el recuerdo de tu interés por nuestros hijos.
En tu ausencia irreparable, tu silencio discreto, nos recordará a todos que vinimos para transitar.
Brindaremos siempre antes de la despedida, por ti y por el recuerdo que nos dejas.
Javier Agirre
Jone Aizarna
Fátima Almagro
Anttón Arbulu
Jose Mari Arrinda
Juan Jose Bilbao
Javier Diaz de Villafranca
Miren Dorronsoro
Josefa Egilior
Dionisio Etxeberria
Eduardo Gaminde
Marisa Gómez
Pepe Gutiérrez
Jose Luis Lobo
Mikel Oribe
Imanol Querejeta
Miguel Ángel Zurutuza
Descansa en paz.
“¡Compañero del alma, compañero!”
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1 comentario:
Conocí a Iñaki a través del foro de traducción en medicina y biología MEDTRAD. Coincidimos en alguna ocasión en Madrid, en reuniones de terminología, luego en Barcelona, cuando él vino a un congreso (recuerdo con nostalgia la comida con que Iñaki nos obsequió a Miren y a mi). La última vez que le vi fue en 2003, en Bilbao. Fui a un congreso y se ofreció a recogerme en el aeropuerto y luego estuvimos en la recepción del Guggenheim. Charlamos de muchas cosas, sobretodo de intereses comunes, de la pasión que compartíamos por nuestras lenguas respectivas.
Aunque hacía tiempo que no sabía nada de Iñaki, la noticia de su fallecimiento me dejó sin palabras. Siento mucho su muerte prematura. Era un hombre bueno y estoy segura de que ha dejado un recuerdo entrañable entre las personas que le conocieron. En el futuro, cada vez que vuelva a Bilbao recordaré aquellas horas de un dia de febrero de 2003, y pensaré que ya no volveré a ver aquella sonrisa afable. Descansa en paz, Iñaki.
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