Un día cualquiera, había comenzado la consulta como otro día cualquiera a las 8,30 horas, las citas en aquella época las tenía programadas cada 10 minutos, al cabo de un par de pacientes abrí la puerta mientras me despido del paciente, cuando me percato de que sentados frente a la puerta estan, Rafael, una mujer joven y Adolfo, el turno era para Rafael.
Este paciente, de 62 años, fue diagnosticado hace seis meses de una neo de pulmón, cuando la relación es buena con el neumólogo, las cosas se hacen a velocidad del rayo.
Primero la sospecha con la placa de tórax, después simultáneamente llamada a radio diagnostico para el TAC con estudio de extensión, analítica con calcio, coagulación, proteinograma (urgente) y concertación, para última hora de la mañana o primera del siguiente, con neumo.
En 48 o 72 horas el paciente ha sido estudiado con broncoscopia y listo para las decisiones terapéuticas del caso.
Así fue la actuación con Rafael, con la mala suerte que la neo, por proximidad a la carina, hacía inabordable la alternativa quirúrgica, su pronóstico solo incluía la posibilidad de supervivencia a 18 meses.
M- Hola, Rafael. ¿Como estás?
R- De p.... madre, ¿pues como quieres que esté?
Por cierto , la última vez que estuve aquí me preguntaste por las relaciones con mi hijo y no te contesté, porque a la señorita que estaba contigo no le importa como me llevo con mi hijo. Pero te voy a decir que me llevo muy bien.
M- ¡Hombre Rafael!. Trataba de identificar si te podía ser útil.
R- Ya, ya se y te lo agradezco, pero para ciertas cosas, mejor a solas. Hay cosas que solo nos incumben a ti y a mi.
M-Lo tendré en cuenta y gracias por tu confianza.
Así continuó la consulta, las experiencias de la quimio y la radio, las anécdotas y por los diversos espacios de los territorios comunes de quienes deben saber con lo que realmente cuentan, y se les hace imprescindible contar con otro ser humano.
Al final....
M-O sea que vienes a renovar la baja y te preocupa si te llaman o no de inspección. Si recibes la carta me lo dices y hablo con ellos.
R-Gracias.
Sale Rafael y llamo: ¡Elena!
Veo que la mujer sentada junto a Alfonso se levanta y entra en la consulta, antes de darme tiempo a cerrar la puerta comienza a quejarse.
E-¡Esto es una vergüenza!. Tengo cita a las 9,10 y son las diez menos cinco, ¡vaya fundamento!.
Me sorprendió, pero pensé:"Esta es nueva en el cupo porque no le conozco, habrá que esperar a que se desahogue". Así que bajé la "re actividad", mientras pensaba en Alfonso.
Ella seguía en su discurso, en realidad no recuerdo las cosas que dijo, cuando percibí que había finalizado:
M-Por comenzar, ¿que le ocurre?
E-Llevo cinco días con picor de garganta........, ¡pues podía haberme muerto!
La exploré con meticulosidad, sin prisa......, solo reparé en que su retrofaringe estaba algo deslustrada. No había adenopatías en todo el territorio cervical, los oídos presentaban una otoscopia normal, al terminar le dije:
M-Ahora tenemos dos posibilidades, una proseguir con la consulta y la otra dejarla para otro día porque han transcurrido sus diez minutos, usted decide.
Se levantó como sacudida por un rayo y no he vuelto a verla.
M-Pasa Alfonso.
Alfonso es un hepatópata crónico portados de los virus B y C...........
Al final de la mañana, con el suceso dando vueltas a mi cabeza, concluí:"....decididamente soy médico de enfermos, no de clientes".
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3 comentarios:
Yo llegué a la misma conclusión hace poco tiempo. Lo conté en mi blog y lo resumo con una frase de Mintzberg que hago mía: ""En lo que a tratarnos como clientes se refiere, yo particularmente espero mucho más de mi médico, gracias. Soy su paciente, no un simple cliente."
Lo que pasa es que por encima de todo sois MÉDICOS. Eso siempre lo agradecen los PACIENTES. Los otros, los IM-PACIENTES como esa mujer, suelen ser "clientes" que lo que buscan es un funcionario diligente. ¡Dios les proteja! no saben lo que quieren.
Ojalá se hubies muerto del picor de garganta!!!
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