Para el "Joven aprendiz"

miércoles, 24 de noviembre de 2010

Para los que tienen el futuro que a mi no me queda


La señorita Clara Benedicto ocupaba una butaca de las de cine, con actitud discreta, pero se sintió aludida por la intrusión del conferenciante, desafiando al selecto auditorio a que alguno de los presentes le diera el nombre del descubridor de la informática.

Posteriormente y a través del “twitter”, le aclaró que con estas armas ya no existen “autores al uso”, las propiedades son en todo caso compartidas, porque en la unidad de tiempo, en cualquier punto del globo, puede aparecer simultáneamente la misma idea.

Situémonos a finales del XIX y principios del XX. 
Sobre el 1894 se había demostrado que los ratones podían vivir alimentados solamente con leche, pero no con la mezcla artificial de todos los componentes de la leche entonces conocidos, justificando así la conclusión de Lunin, discípulo de Bunge. En sus comentarios Bunge señala la posibilidad de que las substancias desconocidas existentes en la leche sean de naturaleza orgánica. 
En 1905 el holandés Pekelharing actuó sobre un grupo de ratones alimentados con la dieta artificial añadiendo una pequeña cantidad de leche fresca de vaca y observó que esto permitía crecer y desarrollarse a los ratones normalmente, concluyendo: “...existe en la leche una substancia todavía desconocida que, en muy pequeña cantidad, es de importancia suprema para la nutrición. Si esta substancia está ausente, el organismo pierde la capacidad de asimilar debidamente los componentes principales bien conocidos de los alimentos. Se pierde el apetito y, en medio de aparente abundancia, los animales mueren de necesidad. Indudablemente esta substancia no solo existe en la leche sino en toda clase de alimentos, tanto de origen vegetal como de origen animal”.
Transcurrieron 7 años hasta que Hopkins perfeccionó el mismo experimento y le fue concedido el Premio Novel por el descubrimiento de las que el llamó “factores accesorios de la alimentación”, hoy conocidas por “Vitaminas” y bautizadas de esta manera por Funk en el mismo 1912.

Este es un ejemplo de “autores al uso”, pero realmente ¿quién descubrió las vitaminas?, fue Lunin, Pekelharing, Hopkins, Funk, el bedel, la vaca o Sanctorius de Praga, padre del metabolismo.
Todos y ninguno, ninguno hubiera progresado sin el trabajo de los anteriores.

En la época una carta calculo que tardaría una semana entre Londres y Madrid, ambas como capitales, que si consideramos los territorios periféricos el tiempo invertido sería aun mayor. Hoy en segundos coloco una carta desde mi mesa a cualquier mesa del punto del globo que cualquiera defina.
En la época una carta se dirigía a un destinatario. Hoy puedo remitir en segundos la misma carta a un número indeterminado de destinatarios, pero con la ventaja que no preciso remitirla, solo se precisa colocarla al alcance de cualquier ciudadano.
En la época la respuesta requería la misma cantidad de tiempo por parte de cada remitente. Hoy en segundos tenemos la respuesta de los que deseen hacerlo. La cantidad de tiempo liberado, y es un recurso limitado, es impresionante.
Esta reducción del tiempo físico reduce los espacios hasta su unidad y en ese espacio caben casi todos los individuos.
Las mentes lógicas hacen interpretaciones similares y en la unidad de espacio ocupada por infinidad de individuos aparecen las ideas en forma simultánea, dentro de flujos de corriente de opinión.

¿Quién se puede considerar propietario de las ideas actualmente?

La señorita Clara Benedicto sintió un escalofrío de emoción al descubrir aquella pequeña pradera surcada por un arroyo de corriente suave y sintió miedo de que más gente supiera de su existencia, porque quería conservarla como su refugio de placidez.



Sonó el twitter  y Clara se despertó recordando a Manyez:

                        “Conoce------>Comunica---->Colabora”




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2 comentarios:

clara dijo...

Algunos escritores opinan que una vez que escribimos una obra (una vez que lanzamos algo al mundo) deja de ser nuestro y tiene vida propia, y por tanto carece de sentido preguntarles por la simbología o la intención porque no es más cierta la del escritor que la que cualquier lector quiera darle. No sé si me explico.
Por otra parte creo que dibujamos el futuro en nuestro interior antes de que exista y a partir de su creación sólo podemos seguir dibujando febrilmente. Decía alguien hoy en twitter que si se lía una guerra nuclear entre las dos Coreas, éstos podrían estar siendo nuestros últimos días. ¿serían en ese caso muy distintos tu futuro y el mío?
Entre todos nosotros hay hilos y la propiedad, por suerte, no tiene nada que ver con esto.
Me ha encantado la historia de las vitaminas. Gracias por traerme al blog y a la pradera.

miguel dijo...

y de repente sonó una canción y twitter despertó...