Para el "Joven aprendiz"

lunes, 8 de diciembre de 2008

Lectura crítica de la Guía de Práctica Clínica sobre Diabetes tipo 2 – II

(Aquí pueden encontrar la Guía)
Departamento de Sanidad , Gobierno Vasco , Euskadi.net: "Guía de Práctica Clínica sobre Diabetes tipo 2 (pdf, 978 KB)"


Corresponde el Cap. 4, a la Epidemiología. (Pag. 35-36-37)

Los datos son los datos, aunque tal vez las interpretaciones sean diferentes.

A mi juicio hubiera sido conveniente exponer estos datos, si quiera sea por el respeto que se merece quienes se embarcaron en estudios de esta envergadura.

Es necesario admitir que la distribución de la prevalencia no tiene porqué ser homogénea en la geografía del país.



En esta tabla llama la atención la evolución de las cifras en 15 años y no puede ser considerado el efecto de la reducción de las cifras en los criterios diagnósticos, porque el estudio Burriana utiliza los criterios OMS 1985.

Además según este estudio hemos superado el equilibrio del 50% entre conocida y desconocida, alcanzando (3/4), elemento que también se produce en el estudio canario Guía que alcanza (2/3).




Se pueden hacer muchas lecturas pero la mía es que los médicos de A.P. lo estamos haciendo bien.

No obstante para superar las cifras actuales tendremos que afinar en la búsqueda.

A la vista de estos datos, parece existir una discordancia franca con los manifestados por el documento “Estrategia en diabetes del Sistema Nacional de Salud”.

Efectivamente nuestros diabéticos tipo 2 fallecen de eventos cardiovasculares, principalmente cardiacos y destacaría de la Guía de Práctica Clínica, en este capítulo los referidos a “macroangiopatía” ya que van a tener relevancia a la hora de abordar la terapia de estos pacientes.

Le neuropatía aparecerá al final de la vida y complicará el abordaje de los eventos cardiovasculares como la ICC. Situación en la que nos encontramos en una soledad incierta por la falta de visión y formación de los cardiólogos en este terreno, según se pone de manifiesto en una encuesta realizada y publicada por su sociedad científica.

Lo mismo ocurre con el llamado “pie diabético”.

Para terminar este apartado sobre la epidemiología destacar que solo el 68,5 de la CC. AA. tiene una coordinación entre AP y especializada que como dato bruto ya es por si mismo pobre, pero si además nos planteamos cuantas tienen establecidas las relaciones entre:AP-Endocrinología-Cardiología-Traumatología-Neurología-Digestivo-Oftalmología-Nefrología-Dermatología-Cirugía vascular, el panorama es desolador.
Aquellos sobre los que recae su atención, al menos los que han contribuido a diagnosticar tres de cada cuatro diabéticos, sentimos una triste soledad penosa, muy lejana en su resumen con la conclusión final de la Guía de Práctica Clínica en este apartado cuando dice: “Como conclusión, todos los indicadores y datos mencionados muestran que es preciso continuar mejorando la atención a la diabetes dentro del Sistema Nacional de Salud”.

Entiendo que está todo por hacer.
Otros por el contrario entienden que: estamos “progresando adecuadamente”. Es posible que así sea y esté viendo la botella como un pesimista, pero cuanto más diagnosticamos, mayor es el problema, mayor el desastre de no tener donde enviar a nuestros pacientes evolucionados y mayor nuestra soledad triste y penosa.




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