Comenzaron los tiempos de la legislatura con una serie de conferencias y documentos de dudosa autoría por parte del señor “Abengoa”, como dirían en México: “…puritas cortinas de humo, ¡ándele mi viejo, cuénteselo a la zorra que viene detrás!”.
Se recoge en el documento ese de “estrategias…….” que nuestro jefes harán cursillos para adecuar su actitud con nosotros, con dinero del presupuesto destinado al efecto.
Vino la glaciación y nos congelaron el sueldo, no satisfechos, por insuficiencia en la medida, nos disminuyeron el sueldo, que al parecer fue utilizado para incrementar los sueldos de nuestros responsables de la gestión privada del ente público Osakidetza, no vaya a ser que impulsados por un impulso de autoestima consideren que les pagan poco para su valía y se vayan a la competencia (¡jajajajaja!) y todo ello sin detrimento de los cursillos de adaptación de actitudes.
Han surgido una serie de empresas tipo O-sarean, de I+d+I y otras múltiples de servicio y mixtas de las que nadie conoce ni su porqué ni para qué pero que al parecer o figuras en sus “vitrinas” o no existes y la caterva de inútiles de la empresa anda perdiendo el culo por coger silla en cualquier cosa que suene a comisión, crónico, consenso…..(C al cubo es mucha KKK), entre los que figuran los inconmensurable niveles 4 de la carrera profesional. ¡Que poca vergüenza señores!, aun no han reparado que en tales listas figuran los mejores pedigríes del peloteo a cualquier precio.
Entre los modos de las nuevas maneras he descubierto una nueva actitud que consiste en darte la razón abiertamente, pero sin que ello signifique nada. ¡Que forma tan linda de decirte: “Cállate imbécil, que me importa un carajo lo que dices”!!.
Como primer ejemplo de este desmadre que veremos como acaba, hemos recibido la información desde nuestro máximo nivel de la gerencia privada, de nuestra falta de responsabilidad al quedar 31 horas de la jornada laboral anual sin cumplir o lo que es lo mismo, todos estamos bajo sospecha de culpabilidad (¡viva el estado de derecho!!!!! será el de algunos) de incumplimiento de norma.
Personalmente me lo van a tener que demostrar, porque mientras no se demuestre lo contrario un servidor es inocente.
Lo que ocurre es que estas 31 horas suponen unos emolumentos de unos 1.200-1.400 euros, que de permanecer inmóvil me serán descontados a final de año y para su recuperación me veré obligado a judicializar el abuso.
Desconocen nuestros superiores que este problema se deriva de sus propias decisiones. Primero una reducción de jornada laboral que se acompañó de la correspondiente congelación de salarios, frente a un “haga lo mismo en menos tiempo”. Segundo y directamente relacionado con las responsabilidades de “Abengoa” y sus boys, la reorganización de los servicios de asistencia y urgencia los sábados. ¡Lo siento gilipollas!, pero ni soy responsable ni se me pueden repercutir vuestras gilipolleces(anda que estos en la competencia nos harían el favor de hundirla y manteniéndose en el monopolio de reflotarla).
En sus formas no son proclives a enfrentar el liderazgo puliéndolo en la confrontación argumental, prefieren que sus líneas de flotación estén permanentemente sobre el nivel del agua (principio de Arquímedes o del mocordo insumergible).
Pasemos a la segunda situación. Resulta que un tal Dr. Fulano atiende a un paciente a las 10:30 horas de una mañana en un centro privado, pero a la misma hora debería estar en su puesto del hospital público, es posible que esté “saliente” (divina situación de ubicuidad), pero eso no justifica que pueda trabajar el saliente o bien la gerencia privada del ente público admite la contratación de sus facultativos en situación de “saliente” para sus servicios concertados de la medicina privada.
¡Impresionante, panda de inútiles!!!
Todos bajo sospecha y culpables, pero los que tienen hechos demostrables, de fiesta por la vida.
¡La que vamos a montar los "jubiletas" en pura autodefensa!!!!
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