Para el "Joven aprendiz"

domingo, 19 de abril de 2009

La Crisis de La Primaria – III

Hace casi un año, con las fechas 8 y 12 de mayo, escribí los capítulos I y II sobre la crisis de la primaria, están en el apartado "Temas" de este blog, lo menciono por si hubiera alguien interesado.

Hoy la enferma no está en crisis si no en estado crítico y aunque el año pasado mantenía que a los que tenemos mucho pasado, presente efímero y un nulo futuro, nos corresponde callar y únicamente apoyar las iniciativas o como mucho opinar si nos preguntan los que verdaderamente tienen futuro, tengo que reconsiderar esta afirmación, habida cuenta de los cambios que se avecinan, ya que únicamente quienes vivimos otras situaciones conocemos alternativas a esta fase de agonía, en cualquier caso no serían mas que unos paliativos aplicados a una moribunda antes de entrar en coma irreversible.

Tengo ya preparado su certificado de defunción para aligerar el duelo.

¿De qué muere La Primaria?

La primaria muere de un complejo de inferioridad no superado.

En el mismo momento que un candidato elige la especialidad de MFyC, lo hace bajo la perspectiva de que fue lo que tras 7 años de preparación ha sido capaz de hacer, aceptando implícitamente que es lo menos malo que le puede ocurrir, al menos obtuvo plaza.

Esta generalización tiene sus excepciones, que en realidad son las que confirman la regla.

Preguntado un residente sobre los motivos para elegir MFyC, todos afirman que la eligieron porque les gustaba; en esta afirmación está contenido el complejo y la primera frustración; ¿cómo es posible que guste lo que no se ha probado, ni se conoce?

En algunos casos, los menos, afirman que lo han hecho por descarte de otras especialidades, pero en contadas excepciones se reconoce la especialidad que le hubiera gustado hacer.

Todo ello supone que los residentes de MFyC comienzan la rotación con una baja autoestima, lo que se traducirá posteriormente en crisis de identidad profesional, manifestadas en sus conversaciones sobre la práctica diaria; no es frecuente oírles debatir sobre los contenidos y objetivos de la A.P. y menos “de salud” o de la escasa aplicabilidad de determinadas técnicas en A.P., ni tan siquiera de las estrategias o campos propios y diferenciales de la A.P. frente a la hospitalaria. Sus temas de conversación son los casos de urgencias o de cardio o de trauma, etc.

En esta situación de inestabilidad personal en los inicios de la formación es fácil ser víctima del deslumbramiento, padecer un síndrome similar al llamado “de Estocolmo”,
buscar de forma insistente la aceptación de los nuevos grupos por los que se irá transitando.

Este esquema de comportamiento lo he visto repetido sistemáticamente en las sucesivas promociones. Lo entiendo porque lo sufrí aunque mi formación no sea MIR, me costó 12 años deshacerme de él, me hizo sufrir mucho y observo con sorpresa como veteranos compañeros, sociedades científicas, gerentes administrativos, siguen instalados en el complejo, en la necesidad de aprobación continua de las palabras y los actos por parte de los especialistas.

En nuestra práctica diaria son habituales las situaciones en que se manifiesta este complejo de inferioridad, desde dar por buenos informes de alta incoherentes, pasando por la burocracia, cursitos de mamonadas que no se aplicarán nunca, incapacidad para reorientar el trabajo y olvido o dejación de nuestras verdaderas funciones como médicos de atención primaria y sus reivindicaciones.

Dos hechos han agravado su estado y demuestran la etiopatogenia del mal.

El primero ya lo veníamos padeciendo desde hace largo tiempo. Nuestros residentes tienen que tener el don de la ubicuidad y para no generar problemas con los servicios de urgencia de las puertas de los hospitales, se les permite abandonar el centro de salud antes de que finalice su jornada laboral de A.P. los días que tienen guardia. Lo que pone de manifiesto que nosotros mismos reconocemos un valor superior a los servicios hospitalarios frente a lo que en realidad ejercemos y somos, con ello cometemos el error de favorecer y reforzar la necesidad del residente de conseguir su necesaria aprobación en el servicio hospitalario, lo que refuerza su situación de inferioridad y perpetua esa situación de “segunda división”.

Con el lenguaje no verbal de la aceptación como mal menor, reconocemos y reforzamos la visión del residente de que somos lo último de la profesión, manifestando nuestro propio complejo de inferioridad.

El segundo ha sido la prolongación del 4º año de la especialidad, cuya adjudicación fue celebrada con champán o tal vez cava, en Barcelona.
Nada se escuchó de semejante desatino antes de su aprobación, pero la simple observación del programa revelaba que durante la residencia los residentes pasarían el mismo tiempo en el centro de salud que en el servicio de urgencias.

¿Podríamos definir la característica de la medicina de urgencias?
Es simple, trabaja en el modelo biológico, caracterizada por la definición de situaciones claras A-B-C, fácilmente protocolizable, no requiere compromisos, sacado de la situación no se vuelve a ver al paciente, despersonalizada, uniforme de pijama, zuecos, bata y denominación de doctor/a, sin continuidad en los cuidados.

¿Podríamos definir alguna característica de La Primaria?
Compleja, con predominio de la incertidumbre continua, trabaja en múltiples modelos asistenciales con predominio del bio-psico-social, difícilmente protocolizable, con compromisos permanentes que con frecuencia producen insomnios, la más personalizada y con regalos frecuentes, uniforme de civil (el que uso) y denominación nominal, Juanjo, con continuidad en los cuidados.

¿Son compatibles estas dos formas de enfocar la profesión o estamos sometiendo a los residentes a una práctica esquizofrénica?
-Formación esquizofrénica

¿Sería compatible la formación en A.P., por un periodo de tiempo igual, para un urgenciólogo?
-¡Rotundamente NO!, esto no significa que ambas no deban conocer una parte de cada cual.

¿Realmente para cual de las especialidades se les forma?
-Un servidor lo desconoce.


Por resumir, este inicio se produce bajo un complejo de inferioridad inconsciente, durante 4 años se les somete a una práctica esquizofrénica y para terminar durante sus primeros 5-7 años, los más importantes, se les somete a una incesante movilidad de destinos en los que es imposible ejercer aquello para lo que teóricamente fueron formados y además exigimos que sean buenos profesionales.
Excesivo para tan mal trato, no es posible superar las múltiples asignaturas pendientes, la posibilidad de cronificación del problema es directamente proporcional a la duración de la situación de inestabilidad.

A todo lo descrito anteriormente se debe de añadir que si bien el 4º año iguala los tiempos de formación con otras especialidades, el residente de primaria se verá castigado en función de la distancia a su hospital y a su centro de salud, necesitará coche y otras “menudencias”, pero difícilmente podrá tener acceso a los medios de transporte público, horario fijo y ese etc, que también forma parte de las diferencias entre estar 4 años en el mismo edificio o cambiar de destinos según centros y rotaciones.

Queremos y necesitamos buenos profesionales, no héroes.

¿Alguna causa coincidente?

La destrucción de lo que llamábamos “redes de apoyo”.

Para una especialidad que se mueve en la incertidumbre continua una buena red de apoyo es imprescindible.

Se debe de entender por tal, los contactos personales que se establecen con profesionales que aportan garantías de calidad clínica en unidad de tiempo en la mayoría de las especialidades y que suelen coincidir con compañeros de la misma generación.
Es el compañero al que se le llama al curro y en ocasiones al domicilio, se le explica el problema y se le escucha una respuesta como: “mándalo el martes a las 13 horas a la cuarta planta y que pregunte por mi”.
Esta comunicación era bidireccional, no resultando extraño que un hospitalario, a través de otro compañero de red, te llamara para pedir información sobre un paciente o informándote de su próxima alta.
¡Esto vale lo que pesa en oro!

Pero la informatización de la cita previa, las leyes del registro para gestión y productividad, han hecho que si nosotros no tenemos posibilidades de gestión sobre nuestras agendas, nuestros compañeros hospitalarios tampoco las tengan.

El alejamiento entre los niveles asistenciales y los bloqueos en los flujos de información, tanto vertical como horizontal, han hecho que esa comunicación, imprescindible para disminuir la incertidumbre de la A.P., haya desaparecido y la primaria navega a la deriva con una soledad que la hace inoperante en resultados.
No es mejor la situación de la hospitalaria si atendemos a la teoría de los vasos comunicantes y las interdependencias, pero el barco es más grande y no navegan solos.

La impotencia sentida es de tal magnitud que con frecuencia nos refugiamos en tareas cada vez más simples y damos por bueno dedicarnos a pasantes de volantes y tickets descuento.
Nada que reprochar teniendo en cuenta las variables y las situaciones.

¿Cuál es el pronóstico de La Primaria?

El óbito en un corto espacio de tiempo.

El elemento más importante para el desarrollo de La Primaria son los recursos humanos.

Por lo descrito hasta aquí nadie se puede extrañar que salvo cuatro “locos” nadie quiera saber nada con La Primaria.

El déficit en reemplazo generacional ya es una realidad. Este año calculo que quedarán vacantes unas 500 plazas en la oferta MIR (30%), que sumadas a las de años previos suponen más de 1.000 vacantes en los últimos 4 años (número mágico), algo así como 20 por provincia como mínimo.

Por otra parte el mercado de trabajo de los especialistas en MFyC (¡ah, pero lo son!) abarca, servicios de urgencias de puerta de hospital, servicios de emergencias, servicios de hospitalización domiciliaria, mutuas laborales y servicios de A.P., lo que significa que el déficit real en A.P. es mayor que el de las vacantes producidas en la elección de plazas MIR.

Ya resulta imposible desarrollar la A.P. como profesión, las reducciones de cupo son ficticias, en este momento soportamos como mínimo la misma presión asistencial que antes de la reducción y la fiesta acaba de comenzar.

Lo que va a ocurrir es un abandono de plazas periféricas que quedarán sin cobertura asistencial, agrupándose los profesionales en núcleos mayores, en los que el déficit solo tardará más tiempo en notarse.

Si todo esto ya pone de manifiesto la gravedad de la situación, nos encontramos en una situación económica no conocida hasta la fecha, disimular el impacto que tendrá es ignorar la realidad.

En el certificado pongo:
La Primaria falleció de un complejo de inferioridad no admitido ni resuelto, que sufrió un agravamiento por soledad e impotencia, siendo su causa final un abandono injustificable.
Fue bonito mientras duró.
¡Descanse en paz!

La esperanza es encontrar una jovencita en la que engendrar una nueva Primaria, recordando los errores para no repetirlos.

(Dedicado al "hombre de verbo rápido" (a) Rafael Bravo Toledo)





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4 comentarios:

Anónimo dijo...

No han sobrado 500 plazas de medicina de familia.

Esto no me hace ser más optimista.

Será que con la globalización y la crisis económica, el hambre y el paro haya personas que hayan tenido que coger plaza " aunque sea familia".

Algunos están muy contentos, piensan que se ha invertido la tendencia.

Saludos.

Anónimo dijo...

No he dejado de pensar en este tema escrito el domingo 19 abril 2009:" la crisis en primaria III".

Creo que a nadie de los que te leemos nos ha dejado indiferentes, pero a mí sin palabras.

Anónimo dijo...

Hoy he vuelto a releer tus palabras.

He intentado reflexionar algo,tengo por mi parte una visión muy limitada y parcialista de la Primaria que conozco.

Sólo he trabajado en Andalucía y Murcia.

El panorama de la Primaria de vuelve muy diverso según regiones, comunidades autónomas,e incluso es muy distinto para ciudades y zonas básicas dentro de una misma localidad.

Hay sitios a los que no quiere ir " ni dios" y otros paraísos idílicos donde sólo son aceptados selectos elegidos, sitios por donde han pasado los futuros gerentes, los popes, ideólogos, gente con gran peso específico en las sociedadades científicas dominantes y de dónde salen sus crituras, las jóvenes promesas creadas por ellos a su imagen y semejanza en un pricipio y que posteriormente al soltarles en "el mundanal ruido" se vuelven sordos ante sus propios principios y manifiestos de FE.( léase plataforma no gracias). Mirar el listado, con nombres y apellidos son lo que ocupan puestos de relevancia en la gestión y zonas mas apetecibles por destino, por lo menos en cuanto a Andalucía me remito.

Un saludo. Otro día sigo escribiendo.

Unknown dijo...

Me he animado a seguir escribiendo hoy.

Es sobre el tema de para qué somos formados los médicos de familia , si para urgencias o para la primaria.

Mi respuesta es que se intentan fomar personas todoterreno, que sirvan tanto por una parte para pasar una consulta de primaria supliendo unas vacaciones de verano como para cubrir las noches de urgencias, ( no sólo en hospitales, sino en Primaria).

espiritusinnombre.