Pedro tiene la edad de llevar poco tiempo afeitándose.
Es alto para mi corta estatura, tiene un andar seguro y nunca se equivoca involuntariamente, si acaso "no entendió la pregunta", como casi todos los que hemos pasado por esa dulce y cambiante adolescencia.
Pedro alarga el brazo y me entrega un sobre abierto con los resultados de la prueba,
tras leerlo despacio, concluyo que debe ser repetida.
Se trata de una gastroscopia que le fue solicitada para confirmar o descartar una intolerancia al glúten, con tan mala suerte que quién tomó las muestras olvidó que debe introducirse el tubo de endoscopia en el duodeno de donde deben ser tomadas las muestras, siendo irrelevantes las de esofago y estómago.
Me dirijo a Pedro y le digo:
M- ¡La cagamos Burt Lancaster!. La vamos a tener que repetir.
Pedro(P)- ¿Cómo?. Conmigo no cuentes, yo estoy bien, me la hice para que me dejaran de dar la bara.
M- Te entiendo, pero es importante saber....
Interviene Lutero, el R4.
L- Es importante hacer el diagnóstico para poder hacer las correcciones dietéticas.
P- Yo estoy bien, no necesito comer ese pan que come mi hermana.
M- ¿No le oyes que está bien?. Anda Pedro dile cuantas veces vas a cagar.
P- ¡Lo normal!...., pues tres o cuatro.
M- ¡Pues claro normal, si además te encuentras bien! ¿y cuando comes pizza?
L- ¡Tres o cuatro!, ¿y eso te parece normal?
M- Pues claro que es normal, si lo ha hecho siempre, ¿y que pasa con la pizza?
P- Un par de veces más.
M- Pues normal.
Para este momento Cenicienta, la R4 veterana, ya se está partiendo de risa sentada en la camilla.
M- A ver Pedro ¿a tus amigos o a tí no os llama la atención que estés casi con la taza atada al culo?
Pedro no responde, lo que estimula a Lutero otra intervención.
L- No es normal. Te tienes que repetir la prueba, es muy importante....
Pedro insiste.
P- Yo estoy bien, me la he hecho para que mi hermana me deje de dar la bara, esa si que está mal con esas mierdas que come.
M- Vale Pedro, lo tuyo es normal y te encuentras bien, pero ¿no hablas de esto con tus amigos?. A ver, ¿ellos cuantas veces van a cagar al día?.
Se hace un silencio expectante y contesta:
P- ¡Joder, pero es que ellos son unos estreñidos!
Y a Cenicienta se le escapan las carcajadas.
M- Así tenía que ser, "puritos estreñidos". Recuerda esto sigue pendiente, ¿te comprometes a volver cuando te den las vacaciones y retomamos el tema?. El problema es que no se te detecta en la analítica y conviene que sepas si tienes la intolerancia o no la tienes, después tú decides, pero ¿te comprometes a volver?
P- Bueno ( y mirandole a Lutero finaliza), pero lo mío es normal.
Epi- Blas, me siento raro, me pasan cosas que no les pasan a los demás.
Blas- Epi eso es normal.
Epi- Pero Blas, ¿a ti te duele ahora este dedo gordo?.
Blas- No, porque es el tuyo, no es el mío.
Epi- Ves sólo a mi me duele el dedo gordo.
Blas- Epi, eso no es normal.
Epi- Pero Blas, ¿normal no es lo que les ocurre a los demás?
Blas- ¡Sí, Epi!, pero quiero decir que es normal lo que les pasa a los demás, pero también es normal que te sientas raro.
Epi- ¡Ves Blas, soy anormal!
Epi desconoce las mil y una lecturas de la curva de Gauss, de la misma manera que nosostros olvidamos los diferentes conceptos de normalidad y con demasiada frecuencia llamamos anormales a nuestros "normales".
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