No soy un defensor de patrias y banderas.
Ni tan siquiera me interesan las razones de quienes las defienden.
Me mueven más, los padres, las madres, las hijas, los hijos, los hermanos, las familias, porque casi todos somos algo de todo esto.
Se pueden argumentar miles de razones en cualquier sentido, pero el punto de partida siempre es el mismo.
Hasta los apátridas tienen derecho a existir.
La apatridia de los saharauis. diariovasco.com
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