Falleció el 26-04-2008, tras darnos una lección de dignidad en la película Las alas de la vida.
Lo que sigue a continuación es un "copiar y pegar" recogido de la lista Medfam, comparto y me sumo en todos sus extremos.
COMUNICADO (27 de abril de 2008)
”No importa que la leña se consuma si al arder da buen fuego” —Carlos Cristos
CARLOS CRISTOS (51 años), el médico protagonista del documental Las Alas de la Vida, falleció en la madrugada del sábado 26 de abril con el sosiego y la serenidad que él siempre había deseado para sí y para los demás, en su domicilio de la localidad de Sa Cabaneta, en Mallorca, rodeado de los suyos. Las exequias han tenido lugar el domingo 27 de abril en un acto íntimo y emotivo con familiares y amigos.
Carlos Cristos fue médico de familia, profesión a la que se entregó apasionadamente porque ser médico "de pueblo" y tratar a los pacientes cara a cara fue su deseo desde niño. Comprometido con la sanidad pública, contribuyó con su esfuerzo a su mejora, diseñando, entre otros, un programa de informática sanitaria que fue pionero a nivel mundial. Su visión humanista de la medicina le llevó a realizar también tareas de divulgación sanitaria, con un espacio de salud en Radio 5 de RNE que estuvo en emisión muchos años hasta que el avance de la enfermedad dificultó sus dotes de locución. Hombre generoso y amable, tuvo muchos amigos y una fuerte influencia entre sus colegas, contribuyendo a la formación de diversos grupos de trabajo y asociaciones profesionales de medicina familiar. Participó como médico voluntario en Ruanda, país con el que mantuvo una fuerte vinculación toda su vida, ayudando a reconstruir su estructura sanitaria. En esta solidaridad veía Carlos nuestra forma de trascendencia: “quedará de nosotros” -afirmaba rotundo- “lo que dejemos hecho para los demás”, para la “manada” a la que él pertenecía.
Carlos Cristos era miembro de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (semFYC), de la que fue nombrado Miembro de Honor.
Carlos fue un hombre habilidoso y con sólida formación científica. Sus inventos le proporcionaban un gran placer intelectual. Meticuloso y sistemático, elaboró diversos artilugios para ayudar en su vida cotidiana a las víctimas de su enfermedad pero también proyectos de gran complejidad como el que confeccionó para extraer el fuel del petrolero “Prestige”, que estuvo entre las soluciones barajadas. Sus manos y su paciencia le hicieron también experto en la recuperación de instrumentos de música tradicionales. La música fue junto con la medicina su pasión. Fue miembro de grupos de música popular gallega, tocó diversos instrumentos y compuso varias piezas, una de las cuales, Chegando a Amil, es el leitmotiv de la banda sonora de la película.
Diagnosticado de una rara enfermedad neurodegenerativa irreversible (Atrofia Sistémica Múltiple), Carlos se enfrentó a su situación con decisión y entereza. Mantuvo su actividad física e intelectual superando con su esfuerzo e ingenio las limitaciones físicas que le iba imponiendo la enfermedad. Investigó su propio padecimiento, probó diversos tratamientos y se convirtió, por Internet, en consejero de enfermos de esta afección de todo el mundo. Una de sus preocupaciones más intensas fue el tratamiento de los enfermos terminales y los cuidados paliativos. Este tema absorbió gran parte de sus fuerzas deseoso de que la sociedad reflexionara sobre un asunto de una importancia creciente. Carlos Cristos ideó y animó el largometraje documental Las Alas de la Vida, dirigido por su amigo Antoni P. Canet. El documental acompaña a Carlos Cristos durante sus últimos años, y da cuenta no sólo de la experiencia humana de ese tránsito, sino también del estado de la investigación científica, de las esperanzas de los seres humanos, de su coraje, de sus preocupaciones, de sus éxitos y fracasos, de las reflexiones sobre la vida y su valor. Carlos prometía al espectador, al inicio del film, que iba a hablar de la vida y de la muerte con una sonrisa. Y así fue. La película no iba a ser una advertencia sobre la inminencia inevitable de la muerte. Sería un canto a la vida, sabiendo que la vida es un fenómeno frágil y limitado, pero absolutamente hermoso y único. Carlos reflejó en Las Alas de la Vida su saber estar, su generosidad, su coraje y su sabiduría. Y los espectadores lo entendieron así. La película obtuvo el premió al mejor documental de la Seminci de Valladolid (2006) y una larga serie de premios cinematográficos y numerosos reconocimientos a la calidad humana de Carlos Cristos (ver en esta web).
El pasado día 9 de febrero Carlos Cristos recibió en su domicilio la visita del ministro de Sanidad y Consumo –Bernat Soria-, que quiso testimoniarle personalmente su reconocimiento y manifestarle el interés del Ministerio en divulgar la película, atendiendo a los valores que posee el documental, para ayudar a cumplir los objetivos de la Estrategia de Cuidados Paliativos.
Una semana antes de su fallecimiento, Carlos Cristos vio su proyecto totalmente cumplido con la emisión del largometraje en Versión Española de TVE, donde Bernat Soria hizo público su compromiso de divulgar la película. Tuvo tiempo para que le leyéramos -él ya no podía-, centenares de e-mails de los espectadores de la película que le manifestaron su gratitud. Carlos no dejó de manifestarnos su emocionada gratitud hacia ellos.
Esta nota se emite después de la incineración, por expreso deseo de la familia.
Tal vez la vida sea un transito,
que te ha hecho alcanzar la otra orilla,
disfruta de la incertidumbre despejada.
Se que Caronte te compara con Patroclo,
y como a él, no te cobrará la travesía.
Por mi parte me preparo a imitarte,
en lo que en vida me quede,
y cada vez que a la Parca me cruce,
tu imagen volverá a mi memoria.
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