Acudió a la consulta demandando que a ella nunca la miraba, ¿cómo sabía ella si estaba bien o mal?; ¿qué médico era yo si hacía años que no le pedía ningún análisis?
Consulté la historia y le respondí:
Médico (M)- María si estas sana, ¿para qué quieres unos análisis?
María (P)- ¿Y como sabes que estoy sana?
M- Porque no me cuentas nada nuevo.
P-Vaya médico. Así solo con mirarme, no me miras ni la tensión ¿y si la tengo alta?
M- Vale María, si te quedas contenta con unos análisis te los pido.
P- Algo tengo que no puedo dormir.
M- Bueno María. Que a tu edad quieras dormir de 9 de la noche a 9 de la mañana, eso es más manía que insomnio. Si durmieras todo eso, dormirías más que un niño de teta.
P- Pues algo tengo en el corazón, que todas las noches me lo oigo. Así que mírame el corazón, con eso que sale un papel, que nunca me lo has hecho…..
M- María, que no te hace falta.
P- Pues quiero que me lo hagan.
Y salió de la consulta con un completo.
Pasados los días me la encuentro en la puerta del centro y comienza:
P- Siempre que voy nunca estás. Ya le he dejado a tu compañero para que lo veas porque no me fío.
Subo las escaleras entro en la consulta y le pregunto al residente:
M- ¿Qué te ha pasado con María?
Residente (R)- ¿Con María? Que estaba solo y he empezado la consulta. Le digo que pase y venía a por los resultados y con el electro, me tira todo el papel del electro y me dice:
P- ¡Ahora me mandarás al cardiólogo!
R- ¿al cardiólogo para qué?
P- Porque ese papel tiene rayas muy raras y seguro que no lo sabes leer.
María la próxima vez hará el diagnóstico, más "por "vieja" que por diabla" o "la que tuvo, retuvo y guardó para la vejez".
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