Para el "Joven aprendiz"

miércoles, 7 de enero de 2009

Lectura crítica de la Guía de Práctica Clínica sobre Diabetes tipo 2 – IV (Pág. 51-54)

(Aquí pueden encontrar la Guía)
Departamento de Sanidad , Gobierno Vasco , Euskadi.net: "Guía de Práctica Clínica sobre Diabetes tipo 2 (pdf, 978 KB)"


La guía aborda en este capítulo la prevención de la Diabetes tipo-2 con posibles intervenciones en lo que llama “glucemias intermedias”, es decir: ¿qué hacer en GBA y TAG?

Al parecer se confirma el mar de claros y oscuros descrito en la crítica del capítulo anterior, lo que resta coherencia a la guía. No se puede ser estricto para A y laxo para A-bis. En la definición de los cuadros sobre los que se va a intervenir es donde comienza el problema.

La guía hace una elección a favor de los criterios OMS-IDF, pero no aclara las justificaciones mutuas, en las diferencias de criterio, entre estas organizaciones y la ADA, porque seguro que ambas tienen sus razones y todas son válidas.

En el mar de cifras pero sin aceptarlo, reconoce la guía que ambas pruebas, tanto la glucemia en plasma venoso como la glucemia venosa a las 2 h. del TTOG, tienen una baja reproducibilidad y por debajo de sus puntos de corte diagnósticos de diabetes o “hiperglucemia inequívoca” contienen diabéticos y no en proporción despreciable. Se desprende de las cifras que maneja la guía que el problema no es menor si atendemos al incremento de riesgo de desarrollar diabetes, de mortalidad c-v y de mortalidad general (¡oído cocina!).

Implícitamente la decisión tomada por la guía significa que debemos intervenir en toda la población con alteración metabólica de la glucemia, es decir sobre al menos un 20%-25% (se ha de admitir que parte de los que tienen TAG también presentan GBA y viceversa) de la población general, cifra que aún sería mayor si se aceptaran los criterios de la ADA. Tengo la percepción que nuestro sistema sanitario, que tiene problemas para abordar la diabetes en el 10% de la población, está lejos de poder hacerse cargo del 20% de la población con alteraciones metabólicas expresadas tanto por la glucemia basal como tras TTOG.

Como anécdota, sería conveniente que los correctores volvieran a realizar su trabajo, ya que el error detectado en el primer párrafo del apartado 6.2, no puede corresponder a un error tipográfico porque se repite en la versión resumida, sino más bien que alguien no ha hecho los deberes.

Me había propuesto no mencionar trabajos, pero creo obligado leer uno aparecido en el 99: “Utilidad de la glucemia basal y de la hemoglobina glicosilada para la detección de la tolerancia anormal a la glucosa en familiares de pacientes con diabetes tipo 2.”, sin duda alguno quedará sorprendido, sus conclusiones pueden ser discutibles, pero la sorpresa radica en los niveles y rangos de GBP y HgA1c en los que se maneja.

Es contradictorio, lo que resta validez interna y externa a la guía, lo expresado en este capítulo frente a lo expuesto en el anterior referido al diagnóstico de diabetes tipo 2. Los autores no han valorado la repercusión de este documento cuando las respuestas a preguntas que se planteen en exámenes, tanto en esferas públicas como privadas, sobre diabetes tipo 2 se apoyen sobre afirmaciones hechas en esta guía y que están en la esfera de la impugnación.

¡Frase para cocina!:“…por cada aumento de 0,04 en el IMC el efecto preventivo de la dieta aumenta en un 7,3%.” (¡Oído!) Pero ¿desde que punto de IMC?

Del resto de las medidas posibles, me da la impresión que “copian-pegan” muy bien los “abstracs”. Los meta análisis también están muy bien, pero tengo un defecto muy arraigado, cuando veo un trabajo incluido y que considero desacertado, me decepciono.
Esto es lo que me ocurre con el STOP-NIDDM, este trabajo muy considerado, cuando lo leí en el 2002 me produjo una sensación de inquietud, los grupos incluidos, de intervención y placebo, eran estadísticamente homogéneos, pero cualitativamente diferentes, el grupo placebo contenía más diabéticos que el de intervención.

Respecto a la recomendación de no utilizar medidas farmacológicas en la “prevención” de un riesgo de desarrollo de diabetes, con incremento de morbilidad C-V y de mortalidad general, ¡pues depende! Habrá “integristas” que soliciten mi apaleamiento, pero la clínica diaria es muy obstinada y me presenta situaciones en las que tal vez las utilice. Hay parapléjicos, ciegos, EPOC y tantos otros……

Por cierto, en OSABIDE figura un cuadro como episodio: Hiperglucemia sin diabetes. Porque no figuran ni GBA ni TAG, será en este episodio donde se deban registrar, significando esto que ambas son iguales o excluyentes. Ustedes que tocan al menos ministerio ¿no podrían arreglar esto?

(continuará)




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